miércoles, 12 de octubre de 2022

ULTRAMAN INFINITRIMAN Castellón de La Plana 2022

 


ULTRAMAN CASTELLON 2022


El martes día 4 iniciamos la aventura mis primos Pedro, Sergio y yo, saliendo desde Leganés, con el coche hasta arriba para los 6 días, bueno la aventura se inició en noviembre del 2021 cuando decidí inscribirme a esta locura, aunque primero necesitaba contárselo a mis tripulantes. Desde la inscripción empezamos a apuntar en un listado material que íbamos a poder necesitar dependiendo del tiempo, por si hubiera alguna avería, estrategias de avituallamientos y posibles paradas en las diferentes etapas… 
                                                                                                          
Llegamos al hotel y colocamos ropa y demás trastos en la habitación para poder irnos a comernos una buena paella. Nos ha sorprendido lo bien que se come en el puerto del Grau de Castellón teniendo en cuenta calidad-precio-situación. Esa misma tarde quiero probar sensaciones en el mar con el neopreno y coger referencias de cara al jueves para que no me pase como es habitual, regalar metros…

El miércoles ya empieza de alguna manera la competición, recogida de dorsales y acreditaciones de participantes y tripulaciones. Los nervios ya empiezan a aflorar seriamente. A continuación el Briefing, como siempre de la mano de un profesional ya con bastante experiencia, Manu de INFINITRI, que una vez más chapó en la organización y espero que les vaya bien con su apuesta por la distancia IM. Ya se une mi amigo, mi fisio y mi coach a la expedición (ah!!! y ya nuestro primo adoptivo), el señor Gerardo, casi estaba más pensando en que llegara él que en el briefing que tanto tenía estudiado.

La noche del miércoles como es normal dormí lo justito. Por la mañana desayuné en la habitación ya que en eso soy muy meticuloso y quería comer lo mismo de siempre. Para ello me llevé tostadora y calienta-leches, la habitación era digna de ver, parecía un trastero, una buena “leonera” vaya.

Nos dirigimos a la playa, donde ya están montadas las carpas y el arco de salida de esta locura. El agua que es lo que peor se me da, y por tanto, más miedo tenia de no poder acabar o de hacerlo, salir ya sin fuerzas para continuar, no se dio tan mal. Enseguida me dejé caer a mi sitio, a mi ritmo,


pensando en que mi único objetivo era acabar esta primera parte de la primera etapa. Y así fuimos dando vueltas a un circuito de boyas de algo mas de un kilómetro. Estaba establecido que fueran 5 vueltas de 2 k. pero por el mal estado del mar se hicieron 9 vueltas, lo cual yo agradecí puesto que salir más veces implicaba poder descansar más y avituallarnos mejor. En la zona de avituallamientos se encontraban, Pedro reponiendo vaselina en el cuello e incluso en alguna ocasión limpiándome las gafas, Sergio dándome iso, plátano, barrita o gel, lo que correspondiera en cada momento, todo al milímetro como teníamos establecido, Gerar grabando, controlando parciales y animándome y por supuesto, mi silla de camping, donde me sentaba en todas las salidas del agua y que luego me dijeron algunos participantes la envidia que les daba verme ahí sentado jjjj. Según pasaban las vueltas fui viendo que me distanciaba de algunos participantes, algunos de ellos con bastante mala cara y eso me hacía coger confianza, pensar que no

iba a ser el último en salir del agua, según mis peores previsiones, me hacía sentirme mejor y mantener los ritmos moderados y conservadores que llevaba. El mar estaba tan mal que la mayoría salía mareado, alguno incluso llegando a vomitar. Yo seguía a lo mío, intentando, como digo siempre, fluir con el agua, a pesar del tamaño de las olas en algunos momentos donde tenía la sensación de no avanzar nada.


Ahora en frío no recuerdo salir muy mal de este segmento y ya solo pensaba, como hablé con el trío, en ducharme en la ducha que hay al salir de la playa, que me llevaran allí la bici y la ropa y así lo hice. Fui hasta ese punto quitándome el neopreno y terminando con esta acción bajo la ducha. Termino de quitarme por encima la sal poniendo más énfasis en zonas de fricción con el sillín (que fisno he sio toa la via). Me ayudan a prepararme Pedro y Gerar mientras Sergio esta liado preparando la bici. Salimos juntos Victor Talán (papito, como le llamaban éstos) y yo. 10 kilómetros a nado, 3 horas 44 minutos 14 segundos.

Iniciamos los 135 kilómetros de bici con la bici de ruta, mi querida BH G6, que tengo desde hace 8 años y tanto cariño la tengo, muchas aventuras ya juntos (incluidos 2 IM con acoples). A pesar de ser una bici aero enseguida veo cómo se va alejando Víctor con su cabra ya que es un terreno totalmente llano y de largas rectas. Aun así me mantengo en cambiar la bici pasando los pequeños


puertos que debíamos afrontar, que será sobre el km 90. La verdad que estuve disfrutando en cada momento del sector ya que es lo que mejor llevaba preparado y sinceramente lo que más me gusta. Tenía en todo momento referencias de los participantes de delante y de los de detrás gracias a mi supertripulación. Insisto en el gran trabajo de estos tres máquinas, como se lo curraron para poder dejar el coche en zonas seguras, colocarse en puntos estratégicos a la vez que seguros, para recoger bidones que yo les tiraba (literalmente) y envoltorios de geles o barritas, darme los nuevos otro más adelante y comida otro al final de la zona que ellos establecían, aproximándose a los puntos kilométricos que ya teníamos planeados. Me siguen diciendo que el primer día fue un caos y que hubo tensión dentro del coche y yo les repito una y otra vez que desde fuera pareciera que se dedicaban a ello, es más, el resto de participantes y tripulantes me han dicho en repetidas ocasiones que vaya equipazo llevé, y eso que ninguno sabía, exceptuando a Francesc Serrano (el catalán) que se me coló en nuestra habitación la segunda noche (quien sabe, si para buscar elementos dopantes o para seguir minando mi cabeza jjjj) que el gran Gerar me daba un pequeño masaje sobre una camilla todas las tardes antes de cenar ya que se dedica a ello y además, lo puedo confirmar después de 10 años en sus manos y arreglando todas las averías que aparecieran en mi aparato locomotor, ya sean unos Aquiles de no poder andar o dejarme un hombro para nadar en un half 3 días después de darme un piñazo gordo con la cabra, lo hace como si de un mago se tratara.

Realizo el cambio de bici como y cuando teníamos establecido y sin parar nada seguimos hasta la línea de meta los 45 kilómetros restantes. El cambio de bici tenía claro que lo iba a hacer, ya no solo por el perfil de la etapa de este día como el siguiente sino por el cambio de postura y de apoyo en mis partes nobles, que al día siguiente iban a ser 280 kilómetros de bici.

Una vez llegamos a meta se comenta entre participantes, tripulantes y organizadores sobre todo el mal estado del mar y las pérdidas que en algunos puntos nos produjeron algunas glorietas donde te obligaba a ir por carril bici y salirte de la carretera e intersecciones donde el gps se volvía loco. Yo me perdí en 4 puntos, pero gracias a que el gps pita enseguida que te sales de la ruta insistentemente me daba la vuelta echando leches. Según entré en meta tenía las patas super cansadas y solo pensar que al día siguiente tenía 280 kilómetros de bici no daba un duro por mí pero las manos prodigiosas de Gerar es lo que tiene… Tuve suerte ya que pasado unos minutos de entrar por meta empezó a llover con bastante fuerza y me ponía en el lugar de los que no habían llegado y lo que estarían penando. Bueno ducha, masaje, cenita en el hotel y para la habitación a preparar entre todos la etapita de mañana. 135 kilómetros de ciclismo, 4 horas 47 minutos 33 segundos.


Estos momentos en la habitación, cada uno en su cama, preparando material, aquí si que yo palpaba tensión y no imagino éstos hacia mi porque les pedía demasiado a todas horas, Sergio haz esto, Gerar tócame aquí, Pedro busca esto en internet… no sé cómo no me mandaron lejos.

Cuarto día de convivencia, segundo día de aventura deportiva ultralocura, el trío se baja a desayunar mientras yo lo hago en la habitación cual ritual diario, entrene, compita o trabaje, todos los días comiendo y bebiendo lo mismo y en el mismo orden, de momento me va de maravilla y no iba a cambiar en una prueba de este calibre lógicamente.

Nos plantamos en la salida con la bici de ruta y con el cielo amenazante como preveían las diferentes webs meteorológicas consultadas, que como siempre, no dieron ni una. Eso sí, estuvo toda la noche cayendo agua y el asfalto así lo reflejaba. A pesar de estar encendido el gps con bastante tiempo de antelación no cogía señal y por tanto no cargaba la ruta, ya me empiezo a rallar… menos mal que el segundo día de “concentración”


fuimos a ver la salida de bici de ambas etapas. La tripulación pudo alcanzarme sobre el kilómetro 15 y gracias a que mi primo Sergio inteligentemente había cargado todos los tracks en su gps y SI había entrado en la ruta desde el comienzo, hicimos cambio de aparatitos, que además era el mismo modelo con lo cual no hubo problemas con el soporte.

Ya me relajo e intentamos disfrutar a nuestro ritmo y teniendo en cuenta que el día iba a ser muy largo. Como y bebo como llevo años entrenando y compitiendo, cada 10-15’ beber y cada 40-45’ ingerir sólido para no tener problemas de estómago y que el cuerpo no eche en falta gasolina en ningún momento. Como siempre tiro de plátanos, geles diluidos en un bidón, isotónico en otro bidón y barritas. Tengo que decir que en el cambio de “ruta” a “cabra”, kilómetro 140 o sea el ecuador de la etapa, me siento un momento en la puerta de una casa de un pueblo cuyo nombre no recuerdo y donde el tito Gerar me da jamón de su tierra (Badajoz) y pan de leña y tampoco recuerdo haber disfrutado tanto de un momento así en mi vida si os digo también que en lo que gozaba de esos manjares me metían mano en las patas con crema calentadora. Si eso se considera doping sanciónenme para siempre, que me quiten lo bailao.


            Nada más pasar este, tan agradable momento, pasé uno de los peores sin duda, de los tres días. Benicarlo, gran tráfico de decenas de vehículos de esta localidad para recoger a sus cachorros del cole por la hora que era, empieza a llover como si no hubiera un mañana, parado detrás de los coches que no avanzaban, empapado, pasando frio de flipar, mi tripulación detrás donde Dios quisiera que estuvieran… me meto en un cajero les llamo que por favor vinieran echando leches, que me estaba muriendo de frío. En lo que llegan me quito toda la parte de arriba y aprovecho para comer algo de sólido, mientras otros viandantes que en ese lugar se protegían de la lluvia torrencial, me miraban con ojos de incredulidad, desconfianza, de “este tío esta chalao”. Cuando llegan, antes de lo que yo me esperaba (aquí sí que me creo que dentro del coche hubiera tensión), me seco con las toallas, me pongo la ropa seca, me pongo el chubasquero de ciclismo y me las piro.

            Continuó lloviendo y yo estaba tiritando de frío y hasta que no deja de llover y me seco algo no empiezo a disfrutar de nuevo de la bici, pasa fácil una hora. Cuando llegan estos momentos ya solo empiezo a restar kilómetros y me van dando referencias de Francesc Serrano, ya que el extraterrestre Mikel Otaegi, que lideró la aventura desde el minuto 1 en solitario, Bernat Xamena con un nivel de élite y Victor Talán muy top estaban ya a distancias insalvables. Cuando estaba ya llegando con unas sensaciones increíbles de estar volando entrando en Castellón me canta el gps de repente que no estoy en el trayecto, mi segundo peor momento sin duda, ya que aquí dar la vuelta era muy complicado y no veía en el gps manera alguna de volver a la ruta, quizás tirando por esa carretera llegaría a unirme de nuevo en algún momento por otras carreteras pero lo que me salió en ese momento era dar la vuelta realizando, lo reconozco, una maniobra peligrosa ya que era cruzar ambos sentidos de la carretera nacional con tráfico y así lo hice cuando vi que no había peligro alguno. Aun así, estaba lejos de la línea del trayecto, aunque iba en dirección “Castelló Nord” que era más menos mi destino, en el momento que vi paralelo el trayecto en el gps me salí en la primera salida que pude y ya por fin pude “entrar” en el trayecto. Lo pasé muy mal porque estaba perdido completamente y no sabía hacia donde ir, fueron momentos de mucha tensión donde hablaba por teléfono con el altavoz en el bolsillo trasero con mis compañeros de viaje. Solo hice unos 3 kilómetros de más y perdí un minuto en meta con Francesc ya que él también se perdió en otro punto diferente antes que yo. Esto no es una competición como tal y para el que vaya a competir va a sufrir más de lo normal, pero saber que tienes cerca otro participante te sirve de referencia, de saber que no vas mal y poder administrarte más si puede ser, y que digo yo que será mejor quedar cuarto que quinto, ¿¡o no!?


Pasar nuevamente esa meta es una sensación extraña, como de haber logrado una hazaña, pero incompleta. A pesar de los dos días de auténtica locura en cuanto a desgaste y ya con las patas que no podía ni andar ya pensaba en el infierno final del día siguiente y de como una persona puede correr 84 kilómetros 17 horas después. 280 kilómetros de ciclismo, 10 horas 49 minutos 35 segundos.

Baño y masaje después bajamos a cenar y me pongo hasta arriba de hidratos en forma de pasta y arroz y para la cama. Esa noche pocos preparativos había que hacer al contrario de todo lo que conllevaba el ciclismo la noche anterior, pero a pesar de todo repasamos un poco material de running, avituallamientos y paradas.

Por tercera y última vez plantado bajo el arco que, una vez más, era inicio y final de etapa, estaba yo, muy agotado muscularmente a pesar de los esfuerzos del ya nuestro primo Gerar.


            Mentalmente, dicen muchos, y no lo niego es mi fuerte, estaba bien, tenía ganas de correr a la orilla del mar, por el paseo del Grau de Castellón, por el de Benicassim y así hasta Oropesa. Quiero destacar muy mucho, los casi 10 kilómetros de vía verde con su túnel de 1 kilómetro de longitud más o menos, con su brutal oscuridad tan solo iluminado con algunas bombillas (por cierto Sergio me dió la luz delantera de la bici para ver bien el suelo y que a la vez me vieran el resto de viandantes y ciclistas), con bastante humedad, charcos y el suelo irregular que tanto miedo me daba (recordar que en marzo me hice un esguince pisando césped mojado corriendo la maratón de Madrid y que me hizo no poder entrenar la carrera con cacos hasta junio), acantilados y arboleda acompañados por el mar y su sonido rompiendo contra las altas paredes de rocas que sostenían nuestro camino, fue una pasada sobre todo en la primera ida y vuelta. El circuito iba desde el hotel hasta Oropesa bordeando la costa, como ya digo, que serían casi 21 kilómetros y vuelta al mismo punto, pero a la vuelta unos 8 kilómetros fueron por el interior por carril bici y secarral que se hizo muy duro tanto la primera vuelta (encima coincidiendo con el kilómetro de peor fama, el 30) y ya no os cuento la segunda.


            Leí a un veterano en estas distancias darle un consejo a un participante de otra edición, que también se estrenaba en esta loca distancia, que en la primera maratón no parara nada. Así lo hice yo y aproveché para cambiar el agua al canario. Esta primera parte sí que disfruté excepto el ya comentado tramo de vuelta y a partir del kilómetro 60 ya empecé a pagar la falta de entrenamiento de volumen en carrera. Gerardo me fue acompañando desde el primer kilómetro hasta el kilómetro 30 donde se encontraba Pedro con el coche y en cuyo punto (desde donde no había acceso a la vía verde) repostaba mi primo Sergio los bidones y comida, que me acompañó con la mtb todos y cada uno de los metros de la doble maratón. Éste me iba hablando de vez en cuando y yo respondía hasta que ya no podía con mi alma y él lo sabía. Aun así me hablaba y repetía “primo que no hace falta que me contestes eh, que solo hablo para entretenerte” y no hacía falta que yo le dijera nada, ni tan siquiera que moviera la cabeza porque lo hacía por mí, para entretener mi tarro. Llegó un momento que iba tan mal que solo contaba pasos y no podía evitar mirar el reloj de vez en cuando y ver que los kilómetros apenas subían al contador, corría tramos a casi 7’. Después de la primera parada decidí andar 200 metros cada 10 kilómetros más o menos y así lo hice. En dos de esas, siendo el 48 la segunda parada me senté y le pedí a Gerar, que se unió de nuevo en el kilómetro 52 para ya terminar conmigo, que me diera crema calentadora en la parte superior de los muslos y en la rodilla derecha que estaban empezando a doler.


            Sergio y Gerar ya hablaban entre ellos y me decían que Francesc lo tenía muy atrás, pero yo no me lo creía puesto que yo iba a ritmos muy lentos y pensaba que lo decían para que no me viniera abajo, ellos me decían que si, que les creyera, que todos iban sufriendo ya y que lo tenía a más de 15’ y que por tanto era cuarto en la general de momento. La siguiente parada fue en el kilómetro 58 en la vía verde donde estuve andando 200 metros y no quería prolongar más la caminata porque me daba miedo que se relajaran los músculos y cuanto más parara más me iba a costar retomar la carrera. Ya en el tramo pestoso del interior que tocaba parar en el kilómetro 68 le dije a Gerar que me dolían bastante la rodilla y el tobillo de la lesión (desde la lesión nunca entrené sin que tuviera una mínima molestia) y que en cuanto viéramos un sitio donde sentarnos me diera crema calentadora para que bajaran un poco esas molestias, este es el tercer peor momento de los tres días. En un avituallamiento improvisado por Pedro donde pudo aparcar el coche, ya volviendo hacia el deseado paseo marítimo, le dije que esperara a que pasara por allí Cesc y si en 15’ no lo había hecho que se fuera al siguiente punto. Cada vez que pasaba por


Pedro me daba un gajo de naranja que me sentaba de vicio, cada vez que le mire a partir de ahora veré un gajo de naranja, por cierto, que rica estaba, claro, estábamos en la terreta. Siguiente parada, kilómetro 78, donde me pongo a andar otros 200 metros justos, mirando el mar e intentando pensar en positivo, ¡¡solo quedaban 5 kilómetros!! Si alguien ha corrido tantos kilómetros puede entender lo largo que se hacen, me decía Gerar, “tío, esto es lo que corrías cuando empezabas a hacer cacos, venga que ya esta hecho”. Por fin, llegando al puerto, giramos la calle principal de Grau, camino al hotel por la acera, donde ya no dolía nada, donde te acuerdas de todo el año que has pasado, te acuerdas de tu familia que has dejado en tantos momentos para poder cruzar esa meta que en breve volverás a ver, te acuerdas de todos esos malos momentos como el día de la lesión y por fin dos manchas rojas a lo lejos indicando el punto donde se encuentra el hotel, eran Sesio y Pedro, esa curva de entrada al tan deseado “arco del triunfo” el momento en el que entras en el listado, no creo que muy extenso, de personas finisher de un ultraman. 84 kilómetros de carrera a pie, 8 horas 9 minutos 5 segundos.

Agradecer a Manu y Alberto y a sus padres la organización de un evento de tal envergadura, ya os dije que no me ibais a volver a ver en una de éstas aunque si en el half de Peñíscola y quien sabe si en el IM del mismo lugar. ¡Por supuesto, agradecer a mi mujer una vez más todo el apoyo, que todavía me da!!!, a mis hijos, a mis padres, a mis hermanos, a mis suegros y toda la familia y amigos por el apoyo y seguimiento estos tres días cuyo empuje he notado en todo momento. Pero sin duda no voy a poder pagaros todo lo que habéis estado pendiente de mi este año y

sobre todo estos 3 p…. días a mi lado, sin dejarme en ningún momento solo, poniendo tanta pasión e intensidad como si lo estuvierais haciendo vosotros, cuando os elegí para acompañarme sin duda sabía lo que me ibais a contestar y no esperaba otra cosa pero que pusierais tanto de vosotros y con tanta ilusión no me lo esperaba sinceramente. Os quiero capullos!!!!!





lunes, 11 de octubre de 2021

FIN DE CICLO EN GIJÓN

  Quinto medio ironman del año, tercero en 23 días. Hace 10 años veía a los finisher de un Half o un IM como héroes y por eso cuando la gente nos pone por las nubes siempre digo lo mismo, querer o desear algo (mi caso) es poder. 


  Mi primer triatlón en el Mar Cantábrico y el oleaje no decepciona. Según llegamos mi primo Pedro y yo el viernes observamos como el aire y las olas rompían contra los muros con cierta agresividad. 

  El sábado por la mañana, que salían primero los de corta distancia, hacia frío y las olas no estaban igual que el día anterior pero venían con fuerza. Dos horas después salíamos los del half y bajó la marea algo, con lo cual iba a "correr" unos 100 metros de la natación, que a mí me viene muy bien jjjj. El trayecto hacia la primera boya se me hizo eterno por la marea y una vez giramos hacia la izquierda, para ir paralelos a la costa, no mejoró. Solo cuando nadamos a favor de corriente disfrute algo de este sector ya con referencias de los bloques de primera línea de playa. Por cierto ya podían poner en las boyas globos de helio como pusieron en la primera de ellas que los que vamos detrás no podemos verlas bien, al menos yo. 


  

  En la transición me seco con la toalla por encima y los pies, me pongo calcetines, dorsal, gafas y casco y me voy con mi cabrita a darlo todo. 

   Eran 4 vueltas con una subida que empezaba antes de lo que ponía en la web, picaba un kilómetro antes, o sea unos 3 kilómetros de puertecito dónde pasaba participantes en cada paso. El resto del circuito super rápido pasando por la ciudad de Gijón con la gente animando lo cual te da un extra de energía. Comentar que hizo aire incluso subiendo el puerto que nos daba de cara.   


  La T2 genial, con decir que quedé el tercero de la general en este sector jjjjj. Mis referencias en esta carrera, Lucas (ZDM) y Arpa (IRONNES) en la natación me sacaron unos 4 minutos. Pataliebre (IRONNES) salió conmigo del agua y Roberto y Eusebio (ZDM) por detrás. 


  En el primer giro de ciclismo donde nos cruzábamos, ya que era un ida y vuelta muy largo con varias glorietas, vi que los dos primeros en cada vuelta mantenían las diferencias respecto a mi. Pero en la carrera, que también eran 4 vueltas, solo pensaba en mantener el ritmo de Bilbao y Madrid y ver si les iba recortando poco a poco. En los giros iba tomando referencias y enseguida vi como les recortaba hasta que les fui dando alcance en la segunda y en la tercera vuelta respectivamente entrando en meta con 4'02" de media los 20 km. No sin susto ya que a unos 200 metros de meta me empezó a doler la rodilla izquierda hasta el punto de cojear algunas zancadas, digo todavía tengo que entrar arrastrándome... Bueno ya pondrá en orden mi cuerpo mi querido amigo Gerardo en Clínica Futtura.



  Es verdad que a estas alturas del año dan ganas de abandonar y dedicarse a "vivir" de otra manera, ya sabéis, por esos entrenos chungos que ese día no apetece o por esos sacrificios que haces durante tantos meses. Voy a parar este mes y retomar después con vistas en una nueva motivación, algo que nunca he hecho, necesito hacer "la locura". El ULTRAMAN de Castellón dentro de un año.


  Mil gracias a voluntarios que se lo han currado, Policía local, sanitarios y a la gente de Gijón a la que hemos incordiado y no oí un claxon ni queja alguna! Y mil besos a mi primo Pedro por su paciencia conmigo y por echarme una mano esta última aventura del año. Gracias también a mi nuevo equipo ZONA DE META por su acogida y por sus ánimos en todo momento, me lo he pasado genial con todos este fin de semana. Por supuesto dedicado a mis hijos y mi mujer como siempre, que sin ella esto sería imposible.

  No soy perfecto, soy de verdad.



lunes, 27 de septiembre de 2021

Pongamos que hablo de Madrid

    3 días después de cruzar la meta del campeonato de España de Medio Ironman en Bilbao me entero de que estoy inscrito en el Medio Ironman de Madrid, o sea, en lo que estoy volviendo a andar como una persona normal ya me planteo situarme en una nueva línea de salida 6 días y 14 horas después de haber cruzado la meta del anterior.

    Primero trabajo, segundo la mujer y los niños me van a mandar donde ya sabéis y tercero no puede ser bueno para la salud. Pero por otro lado pienso que es como un Ironman con un buen descanso, que es un objetivo, que aunque no me haya marcado nunca, me apetece, me veo con fuerzas. Pero es que lo malo no es esto, es que en dos semanas tengo el Medio Ironman de Gijón!!! Mi mujer como siempre ni una pega, mis pequeños alguna que otra y mis compañeros de turno me cubren sin problema (teleñeco eres un Jacinto muy grande, Terren esta muy dentro y sabe lo que significa para nosotros y Mario es un magnífico compañero, el gorrilla es el que le da igual todo jjjj).

    El viernes llueve bastante y por la noche continúa, a mi me persigue la lluvia y el frío, os lo digo yo, soy cenizo hasta para eso. El caso es que lleva sin llover un par de horas y a las 08:45 estoy en la orilla del temido lago de la casa de campo (por la dudosa calidad de su estancada agua) y con la mente puesta en acabar el triatlón como objetivo realista, sabiendo de donde vengo y a donde voy. Hago una natación pésima, oh! que sorpresa... con peores sensaciones que en Bilbao sin duda. Viendo como cada vez abría mas hueco desde los primeros 400 metros el grupo de cabeza, pero bueno, me digo que hoy era como un entreno de calidad para mi así que nada sigo a mi bola.


   Salgo del agua muy agotado y con algo de mareo, y esto no me suele ocurrir. Llego a mi box donde veo que faltan ya muchas bicis y no me extraña con lo mal que he nadado pero bueno yo he venido a lo que he venido. No dejo las zapatillas en las calas porque estaba todo empapado y con barro. Me pongo calcetines y me calzo las zapatillas de la bici y empiezo a taconear por la empapada alfombra cruzando un largo charco que me cala hasta el empeine así que me ha dado igual no poner las zapatillas en las calas...

    El sector de bici ha sido rápido y seguro hasta que hemos vuelto a entrar en la casa de campo donde había cruzando por el carril de la competición peatones y bicis a cada momento, aquí la organización debería plantearse seriamente poner bastantes más voluntarios, los cuales estaban a todo menos a lo que debían muchos de ellos, o bien optar por salir del pulmón de Madrid por una vía más corta y más segura. Lo dicho, la media que saco es de 37 km/h los 83 km. con +800 metros de desnivel acumulado, una locura y es que exceptuando la casa de campo el recorrido eran largas rectas de carretera sin curvas peligrosas. 

 


  L
a transición a la carrera muy rápida y veo que hay pocas bicis con lo que he remontado en este sector. De repente me encuentro de cara al veterano del mundo del Triatlón, Felipe Gutierrez, y me canta el puesto, el 20!! me vengo arriba y cambio el chip de entrenamiento al de competición. 

    No quiero mirar el reloj, como siempre en carrera, y más siendo el recorrido tan irregular, sólo quería alcanzar triatletas. Iba pasando alguno que otro pero no tantos como quería y en la segunda vuelta ya sin saber el que venía en vueltas como yo o doblados así que sigo con mi carrera hasta que la última vuelta me empiezo a ver ya al límite pero no bajo, a sufrir!!! llegando a meta cantan por megafonía que esta entrando el 14 con lo cual hago un top 15 y 4 de mi GGEE. Cuando me dicen que pillo medalla de chocolate en mi categoría me da un bajón que no os hacéis a la idea. Claro con la gente que hablo me dice, estas fumao o qué!!? si has hecho un puestazo!!! os digo lo mismo, si el viernes me dicen que hago este puesto no me lo creo pero en caliente sabiendo que estaba ahí, que nunca he subido a un cajoooooón!!! 

    Pero en frío hay que pensar lo de siempre, saber cual es nuestro lugar, ser realistas y a seguir disfrutando de nuestra locura. Mil gracias a los que me apoyan de corazón y los que se alegran de mis éxitos. 

lunes, 20 de septiembre de 2021

Al final no ha llovido en Bilbao

    Toda la semana, día tras día, hora tras hora mirando el tiempo que iba a hacer el día 18 de septiembre de 2021 y poca lluvia un día, otro mucha, otro a ratos pero siempre en las horas de la bici agua fijo. En el hotel donde me alojo, por cierto el Illunion de Bilbao de lujazo todo, me encuentro por la mañana a Don Gustavo Rodriguez y le digo (ya que estuvo lloviendo toda la noche y por la mañana aún caía algo) que esta el día para el ideal ya que es gallego y hasta el me dice que para nada que no le hace ni pizca de gracia. Bueno pues se aproxima la hora del checking en boxes y hace un día de ensueño, sol y nubes, unos 21 grados y el suelo ya seco.


    Mi décimo triatlón de media distancia y tengo unos nervios y un jaleo mental con los horarios que me pasa de todo, destacar que estoy para mandar el fax a 10’ de la llamada a cámara de llamadas y sin poner neopreno y preparar material, con eso os digo todo. Bueno preparo el material, llevo la mochila al guardarropa y digo, me voy a meter un trago de gel con agua, que como siempre llevo mezclado en el bidón aero de la cabra. Buaah!!! Que bajón, el típico sueño  chungo que te pasa algo o te falta algo antes de la salida de una carrera? Pues me pasa, he dejado los bidones en la mochila!!! Corro como un auténtico tarado esquivando neoprenos por boxes a ritmo de aguayo haciendo series y me ven de lejos las chicas preocupadas y las grito mi dorsal porque saben ya que necesito mi mochila de tal manera que cuando llego al mostrador tengo ya mis pertenencias. Cojo los bidones del lateral de la mochila y me piro corriendo de nuevo a mi sitio aunque luego nos tocó esperar como siempre, pero el mal rato me lo he llevado.


    Menos mal que no salgo en ninguna foto tirándome al agua porque fue como la señora de avanzada edad que se tira con más miedo que vergüenza a una piscina, la verdad es que no tenía ni idea de la profundidad y pensar que podía perder las gafas o cuando menos tener que estar colocándomelas no me apetecía lo más mínimo. La temperatura perfecta para nadar y el sabor, como me habían comentado, muy metálico (ya sabéis que soy un catacaldos profesional), y en esta ocasión le di más de dos tragos. Algún bilbaíno me había dicho previamente que como leches nos bañábamos ahí, no digo na… en la cola del baño escuché a dos participantes hablar de que la ida, con la corriente a favor, había que ir por el centro y la vuelta con la corriente en contra pegado a la orilla. Yo apenas noté ni a la ida ni a la vuelta corriente alguna. Eso si, sin tener buenas sensaciones en ningún momento y eso que la salida fue rolling star y sin combate acuático alguno, al menos por mi parte. El hecho de ver en todo momento gorros de todos los colores no era buena señal, sabía que no llevaba buen ritmo pero bueno ya sabéis que soy un nadador pésimo. Añadir por último de este sector que en la vuelta me comí unas boyas que pusieron para evitar un muelle, en el cual recuerdo que se encontraban bomberos animando, también tengo un recuerdo en un dedo del bofetón que le pegó a la rocosa boya...

    Nada más salir del agua, no sin dificultad, ya que había que subir al pantalán a pulso, subo una rampita y enseguida estoy en mi box pero la distancia que hay que recorrer con la bici hasta la línea de montaje es eterna, haciendo zigzag por el muelle de Ramón de la Sota. 


    Nos subimos a la bici con ganas de disfrutar de los 82 kilómetros de bonitos paisajes y sus 855 metros de desnivel con dos puertecitos y una sucesión de toboganes donde las patas si no estás fino y no controlas los vatios puedes pagarlo en carrera. Sería una crónica simplona sin algo más que contar en el sector de la bici, que lo piensas y en los centenares de entrenos con la misma casi nunca pasa nada. Pues si, en el kilómetro 20 más o menos en la bajada del primer puerto debido al mal estado del asfalto y las consecuentes vibraciones pierdo el bidón de isotónico y me quedo solo con el de gel ya que parar habría sido peligroso para mí y el resto de participantes que me precedían. Por suerte pronto llego al primer avituallamiento y me hago con un bidón de bici con isotónico. Pero todo no podía ser tan bonito puesto que la persona que se encargó de cerrar dicho bote no desayunó lo suficiente, es broma, bastante tienen. En un tramo de bajada la tapa comenzó a bailar hasta desenroscarse del todo antes de poder reaccionar y taparla y así perder todo mi ansiado y querido isotónico, esto sería en el kilómetro 40 y hasta el 60 no habría otro avituallamiento. Algún triatleta que presenció la escena me ofreció beber de su bidón pero decidí seguir con mi bidón de geles con agua, cantidad que gestioné hasta que pude conseguir un nuevo bidón. La verdad es que por lo demás disfruté mucho del recorrido por los paisajes y la seguridad de que el tráfico estaba muy controlado en todo momento con voluntarios por todo el recorrido, mil gracias de nuevo a todos.


    Llegamos a la T2 pasando con bici en mano por un puentecito de madera hasta llegar al punto del muelle donde se encuentra mi box donde dejo la cabra con ganas de calzarme las zapatillas y echar a correr en busca de mi señora y mis niños. Ver tanta gente a lo largo del recorrido animando como solo los vascos saben, con la ría acompañando en todo momento y el Guggenheim como invitado de honor no tiene precio, sin duda la carrera si no más bonita la más emblemática sin duda. En la segunda vuelta me pasa una moto de un oficial y miro para atrás viendo como el bisonte llega a mi altura y pienso, esta es la mía, alguna chorrada le suelto. Y cuando esta llegando veo un fotógrafo de la prueba y le digo como me saquen alguna foto junto a ti la pongo un marco y la pongo en mi mesilla de noche con lo que Aguayo se echa a reír.


Da gusto verle como va saludando al público como si fuera de paseo el tío. Este finde he tenido la suerte de hablar con 3 de los mejores triatletas del panorama nacional, Gustavo Rodriguez, una vez más con ya mi colega Montraveta (jjj) y Aguayo y es increíble la sencillez con la que hablan contigo como si te conocieran de toda la vida, con lo que queda bastante claro que este deporte es otro mundo, un mundo de sacrificio, de esfuerzo y de compañerismo.

    Para terminar mi chapa y después de ver reflexiones de participantes de diferentes niveles donde dicen no haber terminado contentos o no haber conseguido sus objetivos, le hace pensar a uno mismo, ¿Qué esperas cuando compites? O lo que es lo mismo ¿Cuál es tu objetivo? Yo creo que siempre es mejor ponerse una meta realista, que sean metas elevadas pero siempre realistas. Todos tenemos objetivos cuando nos ponemos en la salida de una carrera, yo quería quedar entre los 20 primeros de mi categoría y entre los 100 primeros de la general y a falta de la clasificación oficial entré en meta el 22 de mi categoría y el 95 de la general. ¿He fallado? Negativo, estoy muy contento de mi participación, orgulloso de mis sacrificios durante este verano y satisfecho de haber corrido a 4’04” los 18K de carrera después de nadar 2000 metros y hacer 82 kilómetros de bici a 33.3 km/h. 

    Mil gracias a los abuelos, a la mami y mis peques por el apoyo y los ánimos para seguir con esta locura que tanto me llena. Por cierto entro en meta besando el anillo ya que al día siguiente de la entrada en meta hacía 22 años que mi mujer llegó a mi vida como una olaaaaaa…


lunes, 14 de junio de 2021

Otro milagro en Buitrago

    Me viene la imagen a día de hoy todavía, tres adolescentes en mitad de la curva haciendo eses y ocupando ambos sentidos del carril bici, ellos subiendo y yo bajando...

    El miércoles cuando desperté de esa pesadilla, cuando vi la bici tirada y yo no podía andar ni levantar la bici, pensé, se acabó, se acabó la temporada, la bici reventada con año y medio de "vida". En el hospital me dijeron la única buena noticia, no tenía nada roto y la bici sólo rasguños y la rueda de detrás inservible, pero los dolores me decían que el sábado era imposible estar en la línea de salida.

    Ni la fe que tiene Gerardo, mi fisio, ni la que tengo yo en él me dan esperanza alguna. Me saca hueco de donde no lo hay para verme jueves y viernes. Él dice que voy a acabar la carrera y yo le digo que esta vez ni de coña, que en el hombro tengo un dolor muy intenso al estirar el brazo o coger cualquier cosa y la pierna no la doblaba más de 90 grados ya que el muslo tenía una contusión e inflamación considerable. Es verdad que con sus sesiones y crema de calor mejoraba así que el viernes pruebo en piscina a nadar distancias cortas y suave, con alguna molestia soportable podía hacer el juego del brazo pero respirando por la izquierda.


    Así que ahí estoy, en la línea de salida, esperando terminar mi noveno half cual milagro porque la bici puede ser pero la carrera impactar en el suelo me extraña mucho.

    En natación el hombro molesta pero según va calentando voy cogiendo ritmo y a pesar del puñetazo que me llevo en la cara, todas las rectificaciones que tengo que hacer ya que no puedo ver las boyas porque me duele cada vez que levanto la cabeza y baso los 1900 metros en ir a pies de la gente. Sobrevivo a este sector, primer paso del milagro realizado, vamos a por el siguiente. 

    La siguiente prueba no es otra que la T1, 800 metros de subida con el neopreno puesto hasta la cintura. Lo hago a ritmo suave pero constante para calentar pero no cargar y las sensaciones son buenas de momento. El camino desde que coges la bici hasta la línea donde nos permiten subirnos a ella tiene un tramo de bajada llena de piedras para hacer más simpática la transición, si cabe...

   


Me subo a la bici y ni me acuerdo de caídas, dolores ni nada, doy pedales a fuego y punto, voy pasando participantes y cogiendo buen ritmo poco a poco. Casi tenía más miedo al tramo de adoquines de la presa puentes viejas por la rueda de atrás que me arregló el máquina de Manu (Leganés Bike) que al dolor del muslo, me refiero en este sector. 74 kilómetros, 1150 metros de desnivel, con toboganes constantes donde el acople no es el protagonista especialmente. Cuando me pongo de pie en la bici en las rampas más duras me pincha bastante el


hombro por lo cual no puedo abusar de esa postura que tanto me gusta para descansar ciertas partes del cuerpo humanoide. Llegando a la T2, me quito precipitadamente los pies de las zapatillas, y digo esto porque hay una cuesta importante hasta donde bajamos de la bici y con los pies fuera me las vi mal.

    La T2 solamente que tuve que atarme los cordones puesto que se me olvidó poner los elásticos en las nuevas Hoka Carbon X2 que compre el martes ya que me he comido la suela de las que tenía de tanto camino de tierra. Algo que no se debe de hacer, estrenar unas zapatillas en una prueba tan exigente pero al ser las mismas y como venía, era la menor de mis preocupaciones. 

    Salimos a correr y parece que no molesta la pierna mucho. Tengo delante solo una persona que quiero superar, como objetivo prioritario si no hay molestias, así que voy en un ritmo bueno teniendo en cuenta de la dureza del mismo, 20 kilómetros con 180 metros de desnivel y el fuerte calor. Le voy viendo en los giros pero va muy fuerte y no le recorto así que nada, me centro en acabar dignamente la prueba que hace muchísimo calor y muchas pendientes, debido a lo cual hubo mucha gente andando y que llegaron fuera de control. Half muy bonito pero para el espectador jjjjj, yo no me enteré del paisaje nada, de los más duros que he hecho, si no el más. 14 de mi categoría, 31 de la general, obrado el milagro.


    Enhorabuena a Use y Roberto del equipo (ZONA DE META) con quiénes comparto habitación la noche del viernes en el colegio Gredos donde nos tratan de lujo, un acierto total, por las comodidades, la comida estuvo bien, las habitaciones muy limpias y todo pegado a boxes y salida de la prueba.

    Agradecimientos: primero de todo a mis compañeros del turno (el gitano, el chanclas, el penumbras, el gorrilla y Mariete) por cubrirme una y otra vez sin pega alguna cuando lo he necesitado, a mi familia como siempre, si no no tendría motivación ni ganas de seguir y por último a vecinos de todos los pueblos que hemos cortado el tráfico y alterado su rutina diaria en algún momento del sábado y domingo. Mil gracias a los voluntarios y enhorabuena a Joaquín Peces y organización en general.

  

 

 El único fracaso es no intentarlo.

miércoles, 28 de abril de 2021

HALF PEÑÍSCOLA 2021

 


                           UN NUEVO MEDIO, UN ENTRENAMIENTO DE CALIDAD…

             El viernes me acuesto pensando en la salida larga de bici del sábado y no consigo conciliar el sueño, sigo dándole vueltas al ir a hacer el half de Peñíscola, 1000 kilómetros de carretera para pasar frío y ver como me llueve en la bici con el peligro que ello conlleva. Pues nada, después de dormir pocas horas por este motivo, me levanto a la hora establecida para la salida de bici, las 07:30, pero para hacer la mochila y preparativos de la prueba del domingo. Mi mujer e hijos se quedan tristes, casi como yo de dejarles así y con las pocas ganas de ir. La decisión de ir no es otra que preparar el half de Madrid, el 30 de mayo, meter un entreno de calidad a un mes de la prueba es buena opción y además nadar en aguas abiertas, que se me sigue dando mal (hay cosas que por mucho que entrenes...) y si le añades que tengo el alojamiento e inscripción pagado pues lo remata.

             Pues eso, preparo todo el material, me hago comida, cena y desayuno para ir a tiro hecho y no perder tiempo ni tener que madrugar el domingo para depender del horario del hotel. Lógicamente las prisas no son buenas consejeras para nada y se me olvida alguna cosilla, pero sin importancia.

           


  Sigo con las mismas pocas ganas de pasar frío y mojarme en la bici pero aquí estoy, en Peñíscola recogiendo un nuevo dorsal, con los nervios previos que siempre se dan por muchas pruebas que hayas hecho. Aquí estoy en mi octava participación en un Medio Ironman. Aquí estoy, sólo, sin compañeros de equipo, sin mujer, sin hijos con una habitación enorme con dos habitaciones, con dos camas cada una, donde mis pequeños tendrían que estar liándola parda pero no, no están y el ánimo no mejora. Me intento decir que ya que no lo he preparado y tampoco voy a competir me lo tome como un entreno y disfrute de cada sector en la medida de lo posible y con esta idea me levanto el domingo.

             Quería probar la natación en aguas abiertas intentando dar más de lo que suelo dar, ponerme a pies de alguno y olvidarme un poco de las boyas confiando en otro triatleta y en su orientación, pero forzando un poco la máquina. Esta lloviendo pero el agua esta bastante bien pero salgo con mucha presión en el pecho, con mucha ansiedad (nunca me había pasado) e intento relajarme y coger mi propio ritmo, tanto es así que una vez más hago un tiempo bastante discreto de 36’. Añadir que en el paso por el castillo si que hubo algo de oleaje pero las vistas del Papa Luna lo compensaron.

             La Transición me lo tomo bastante tranquilo ya que no voy a por una buena marca en meta sino probarme en los diferentes sectores, sensaciones, ritmos y demás. Llego a mi bici, con parte superior de neopreno y de mono bajadas para secarme bien pecho y brazos, ponerme la camiseta térmica de manga corta, puesto que no hace mucho frío a pesar de que sigue lloviendo, me subo el mono, por cierto a sabiendas de lo que cuesta ponerlo mojado, y encima el cortavientos. Yo tenía claro que me iba a abrigar, la mayoría de la gente iba tan solo con el mono pero la energía que gastas en mantener la temperatura tambien hay que tenerla en cuenta, eso si, en las fotos van a salir más pros. Cojo la bici con la intención de hacer mi contrareloj sin tener en cuenta la media maratón posterior pero enseguida el suelo y las primeras curvas me dicen que no es día de probaturas, toca día de salvar los muebles como se pueda. La media del año pasado fue de 34 km/h y la del domingo el mismo recorrido 32,5 que para la que estaba cayendo, aunque luego fue mejorando, bastante bien se dio. En este sector vi algún triatleta que se retiró con hipotermias y bastantes pinchazos, los días de lluvía se suele dar bastante y yo, que llevaba una raja en el lateral de la rueda delantera de unos 6 milímetros, no tuve ningún percance (ya me dijo Manu de Leganés Bike que me puede durar 10 años así).


                Ya en la T2 me quito el cortavientos que ya llevaba tiempo sobrando puesto que mejoraron en gran medida las condiciones climatológicas, me calzo las zapatillas, me tomo un gel y a intentar disfrutar, sin tener ningún ritmo en mente. Los primeros 18 kilómetros voy bastante cómodo controlando el ritmo de unos 04:15 cuando corría dirección Norte ya que nos daba el aire de cara y dirección a meta, que lo teníamos a favor a 04:00 y la verdad que no tuve problemas de mantener dichos ritmos y sin haber hecho entrenamientos específicos para esta prueba. Los últimos tres kilómetros apreté un pelín para llegar a meta con una media de 04:10.

                Por lo general muy contento, buen entranamiento de cara al half de Madrid del 30 de mayo y buenas sensaciones de carrera a pesar de no haber hecho tiradas largas. Tambien salgo reforzado mentalmente del agua porque se que puedo forzar más, tengo que quitarme ese miedo a ese desgaste y en la bici pocas conclusiones, bastante cómodo en la postura de acoples y sillín y bien llevado el tema de hidratación e ingesta de sólido y geles durante toda la prueba. Cuarta prueba del año y sin lesiones, que más puedo pedir.

                Apuntar que tuve la oportunidad de hablar con Jordi Montravieta, ganador en esta edición y al que le dejé una cámara el año pasado en la T1, en ese momento desconocía quien era. Me lo agradeció enormemente con una clara humildad diciéndome textualemente que me debía la vida. Se le ve un chico sencillo como todos los élite que conozco en este mundillo, mundo de constancia, esfuerzo y mucho sacrificio.

                Esto parece de pro pero tengo que decir que sufrí viendo los voluntarios de pie sin paraguas ni nada que los protegiera del agua pasando frío y MILLONES DE GRACIAS A TODOS ELLOS y como siempre a las FUERZAS Y CUERPOS DE SEGURIDAD, en este caso Policía Local. Gracias a la organización de Infinitri porque ha salido todo a la perfección a pesar de que muchas veces, nosotros, los participantes, olvidáramos por momentos la distancia de seguridad, tal vez por los nervios. Hasta la cuarta.

                Es tan SIMPLE ser FELIZ y tan DIFICIL ser SIMPLE...