Toda la semana, día tras día, hora tras hora mirando el tiempo que iba a hacer el día 18 de septiembre de 2021 y poca lluvia un día, otro mucha, otro a ratos pero siempre en las horas de la bici agua fijo. En el hotel donde me alojo, por cierto el Illunion de Bilbao de lujazo todo, me encuentro por la mañana a Don Gustavo Rodriguez y le digo (ya que estuvo lloviendo toda la noche y por la mañana aún caía algo) que esta el día para el ideal ya que es gallego y hasta el me dice que para nada que no le hace ni pizca de gracia. Bueno pues se aproxima la hora del checking en boxes y hace un día de ensueño, sol y nubes, unos 21 grados y el suelo ya seco.
Mi décimo triatlón de media distancia y tengo unos nervios y un jaleo mental con los horarios que me pasa de todo, destacar que estoy para mandar el fax a 10’ de la llamada a cámara de llamadas y sin poner neopreno y preparar material, con eso os digo todo. Bueno preparo el material, llevo la mochila al guardarropa y digo, me voy a meter un trago de gel con agua, que como siempre llevo mezclado en el bidón aero de la cabra. Buaah!!! Que bajón, el típico sueño chungo que te pasa algo o te falta algo antes de la salida de una carrera? Pues me pasa, he dejado los bidones en la mochila!!! Corro como un auténtico tarado esquivando neoprenos por boxes a ritmo de aguayo haciendo series y me ven de lejos las chicas preocupadas y las grito mi dorsal porque saben ya que necesito mi mochila de tal manera que cuando llego al mostrador tengo ya mis pertenencias. Cojo los bidones del lateral de la mochila y me piro corriendo de nuevo a mi sitio aunque luego nos tocó esperar como siempre, pero el mal rato me lo he llevado.
Menos mal que no salgo en ninguna foto tirándome al agua porque fue como la señora de avanzada edad que se tira con más miedo que vergüenza a una piscina, la verdad es que no tenía ni idea de la profundidad y pensar que podía perder las gafas o cuando menos tener que estar colocándomelas no me apetecía lo más mínimo. La temperatura perfecta para nadar y el sabor, como me habían comentado, muy metálico (ya sabéis que soy un catacaldos profesional), y en esta ocasión le di más de dos tragos. Algún bilbaíno me había dicho previamente que como leches nos bañábamos ahí, no digo na… en la cola del baño escuché a dos participantes hablar de que la ida, con la corriente a favor, había que ir por el centro y la vuelta con la corriente en contra pegado a la orilla. Yo apenas noté ni a la ida ni a la vuelta corriente alguna. Eso si, sin tener buenas sensaciones en ningún momento y eso que la salida fue rolling star y sin combate acuático alguno, al menos por mi parte. El hecho de ver en todo momento gorros de todos los colores no era buena señal, sabía que no llevaba buen ritmo pero bueno ya sabéis que soy un nadador pésimo. Añadir por último de este sector que en la vuelta me comí unas boyas que pusieron para evitar un muelle, en el cual recuerdo que se encontraban bomberos animando, también tengo un recuerdo en un dedo del bofetón que le pegó a la rocosa boya...
Nada más salir del agua, no sin dificultad, ya que había que subir al pantalán a pulso, subo una rampita y enseguida estoy en mi box pero la distancia que hay que recorrer con la bici hasta la línea de montaje es eterna, haciendo zigzag por el muelle de Ramón de la Sota.
Nos subimos a la bici con ganas de disfrutar de los 82 kilómetros de bonitos paisajes y sus 855 metros de desnivel con dos puertecitos y una sucesión de toboganes donde las patas si no estás fino y no controlas los vatios puedes pagarlo en carrera. Sería una crónica simplona sin algo más que contar en el sector de la bici, que lo piensas y en los centenares de entrenos con la misma casi nunca pasa nada. Pues si, en el kilómetro 20 más o menos en la bajada del primer puerto debido al mal estado del asfalto y las consecuentes vibraciones pierdo el bidón de isotónico y me quedo solo con el de gel ya que parar habría sido peligroso para mí y el resto de participantes que me precedían. Por suerte pronto llego al primer avituallamiento y me hago con un bidón de bici con isotónico. Pero todo no podía ser tan bonito puesto que la persona que se encargó de cerrar dicho bote no desayunó lo suficiente, es broma, bastante tienen. En un tramo de bajada la tapa comenzó a bailar hasta desenroscarse del todo antes de poder reaccionar y taparla y así perder todo mi ansiado y querido isotónico, esto sería en el kilómetro 40 y hasta el 60 no habría otro avituallamiento. Algún triatleta que presenció la escena me ofreció beber de su bidón pero decidí seguir con mi bidón de geles con agua, cantidad que gestioné hasta que pude conseguir un nuevo bidón. La verdad es que por lo demás disfruté mucho del recorrido por los paisajes y la seguridad de que el tráfico estaba muy controlado en todo momento con voluntarios por todo el recorrido, mil gracias de nuevo a todos.
Llegamos a la T2 pasando con bici en mano por un puentecito de madera hasta llegar al punto del muelle donde se encuentra mi box donde dejo la cabra con ganas de calzarme las zapatillas y echar a correr en busca de mi señora y mis niños. Ver tanta gente a lo largo del recorrido animando como solo los vascos saben, con la ría acompañando en todo momento y el Guggenheim como invitado de honor no tiene precio, sin duda la carrera si no más bonita la más emblemática sin duda. En la segunda vuelta me pasa una moto de un oficial y miro para atrás viendo como el bisonte llega a mi altura y pienso, esta es la mía, alguna chorrada le suelto. Y cuando esta llegando veo un fotógrafo de la prueba y le digo como me saquen alguna foto junto a ti la pongo un marco y la pongo en mi mesilla de noche con lo que Aguayo se echa a reír.
Da gusto verle como va saludando al público como si fuera de paseo el tío. Este finde he tenido la suerte de hablar con 3 de los mejores triatletas del panorama nacional, Gustavo Rodriguez, una vez más con ya mi colega Montraveta (jjj) y Aguayo y es increíble la sencillez con la que hablan contigo como si te conocieran de toda la vida, con lo que queda bastante claro que este deporte es otro mundo, un mundo de sacrificio, de esfuerzo y de compañerismo.
Para terminar mi chapa y después de ver reflexiones de participantes de diferentes niveles donde dicen no haber terminado contentos o no haber conseguido sus objetivos, le hace pensar a uno mismo, ¿Qué esperas cuando compites? O lo que es lo mismo ¿Cuál es tu objetivo? Yo creo que siempre es mejor ponerse una meta realista, que sean metas elevadas pero siempre realistas. Todos tenemos objetivos cuando nos ponemos en la salida de una carrera, yo quería quedar entre los 20 primeros de mi categoría y entre los 100 primeros de la general y a falta de la clasificación oficial entré en meta el 22 de mi categoría y el 95 de la general. ¿He fallado? Negativo, estoy muy contento de mi participación, orgulloso de mis sacrificios durante este verano y satisfecho de haber corrido a 4’04” los 18K de carrera después de nadar 2000 metros y hacer 82 kilómetros de bici a 33.3 km/h.
Mil gracias a los abuelos, a la mami y mis peques por el apoyo y los ánimos para seguir con esta locura que tanto me llena. Por cierto entro en meta besando el anillo ya que al día siguiente de la entrada en meta hacía 22 años que mi mujer llegó a mi vida como una olaaaaaa…








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