UN
NUEVO MEDIO, UN ENTRENAMIENTO DE CALIDAD…
El viernes me acuesto pensando en la salida larga de bici del sábado y no consigo conciliar el sueño, sigo dándole vueltas al ir a hacer el half de Peñíscola, 1000 kilómetros de carretera para pasar frío y ver como me llueve en la bici con el peligro que ello conlleva. Pues nada, después de dormir pocas horas por este motivo, me levanto a la hora establecida para la salida de bici, las 07:30, pero para hacer la mochila y preparativos de la prueba del domingo. Mi mujer e hijos se quedan tristes, casi como yo de dejarles así y con las pocas ganas de ir. La decisión de ir no es otra que preparar el half de Madrid, el 30 de mayo, meter un entreno de calidad a un mes de la prueba es buena opción y además nadar en aguas abiertas, que se me sigue dando mal (hay cosas que por mucho que entrenes...) y si le añades que tengo el alojamiento e inscripción pagado pues lo remata.
Pues eso, preparo
todo el material, me hago comida, cena y desayuno para ir a tiro hecho y no
perder tiempo ni tener que madrugar el domingo para depender del horario del
hotel. Lógicamente las prisas no son buenas consejeras para nada y se me olvida
alguna cosilla, pero sin importancia.
Sigo con las mismas pocas ganas de pasar frío y mojarme en la bici pero aquí estoy, en Peñíscola recogiendo un nuevo dorsal, con los nervios previos que siempre se dan por muchas pruebas que hayas hecho. Aquí estoy en mi octava participación en un Medio Ironman. Aquí estoy, sólo, sin compañeros de equipo, sin mujer, sin hijos con una habitación enorme con dos habitaciones, con dos camas cada una, donde mis pequeños tendrían que estar liándola parda pero no, no están y el ánimo no mejora. Me intento decir que ya que no lo he preparado y tampoco voy a competir me lo tome como un entreno y disfrute de cada sector en la medida de lo posible y con esta idea me levanto el domingo.
Quería probar la
natación en aguas abiertas intentando dar más de lo que suelo dar, ponerme a
pies de alguno y olvidarme un poco de las boyas confiando en otro triatleta y
en su orientación, pero forzando un poco la máquina. Esta lloviendo pero el
agua esta bastante bien pero salgo con mucha presión en el pecho, con mucha
ansiedad (nunca me había pasado) e intento relajarme y coger mi propio ritmo,
tanto es así que una vez más hago un tiempo bastante discreto de 36’. Añadir
que en el paso por el castillo si que hubo algo de oleaje pero las vistas del
Papa Luna lo compensaron.
La Transición me lo
tomo bastante tranquilo ya que no voy a por una buena marca en meta sino
probarme en los diferentes sectores, sensaciones, ritmos y demás. Llego a mi
bici, con parte superior de neopreno y de mono bajadas para secarme bien pecho
y brazos, ponerme la camiseta térmica de manga corta, puesto que no hace mucho
frío a pesar de que sigue lloviendo, me subo el mono, por cierto a sabiendas de
lo que cuesta ponerlo mojado, y encima el cortavientos. Yo tenía claro que me
iba a abrigar, la mayoría de la gente iba tan solo con el mono pero la energía
que gastas en mantener la temperatura tambien hay que tenerla en cuenta, eso
si, en las fotos van a salir más pros. Cojo la bici con la intención de hacer
mi contrareloj sin tener en cuenta la media maratón posterior pero enseguida el
suelo y las primeras curvas me dicen que no es día de probaturas, toca día de
salvar los muebles como se pueda. La media del año pasado fue de 34 km/h y la
del domingo el mismo recorrido 32,5 que para la que estaba cayendo, aunque
luego fue mejorando, bastante bien se dio. En este sector vi algún triatleta
que se retiró con hipotermias y bastantes pinchazos, los días de lluvía se
suele dar bastante y yo, que llevaba una raja en el lateral de la rueda
delantera de unos 6 milímetros, no tuve ningún percance (ya me dijo Manu de
Leganés Bike que me puede durar 10 años así).
Ya en la T2 me quito el cortavientos que ya llevaba tiempo sobrando puesto que mejoraron en gran medida las condiciones climatológicas, me calzo las zapatillas, me tomo un gel y a intentar disfrutar, sin tener ningún ritmo en mente. Los primeros 18 kilómetros voy bastante cómodo controlando el ritmo de unos 04:15 cuando corría dirección Norte ya que nos daba el aire de cara y dirección a meta, que lo teníamos a favor a 04:00 y la verdad que no tuve problemas de mantener dichos ritmos y sin haber hecho entrenamientos específicos para esta prueba. Los últimos tres kilómetros apreté un pelín para llegar a meta con una media de 04:10.
Por lo general muy contento, buen entranamiento de cara al half de Madrid del 30 de mayo y buenas sensaciones de carrera a pesar de no haber hecho tiradas largas. Tambien salgo reforzado mentalmente del agua porque se que puedo forzar más, tengo que quitarme ese miedo a ese desgaste y en la bici pocas conclusiones, bastante cómodo en la postura de acoples y sillín y bien llevado el tema de hidratación e ingesta de sólido y geles durante toda la prueba. Cuarta prueba del año y sin lesiones, que más puedo pedir.
Apuntar que tuve la oportunidad de hablar con Jordi Montravieta, ganador en esta edición y al que le dejé una cámara el año pasado en la T1, en ese momento desconocía quien era. Me lo agradeció enormemente con una clara humildad diciéndome textualemente que me debía la vida. Se le ve un chico sencillo como todos los élite que conozco en este mundillo, mundo de constancia, esfuerzo y mucho sacrificio.
Esto
parece de pro pero tengo que decir que sufrí viendo los voluntarios de pie sin paraguas ni nada que los protegiera del agua pasando
frío y MILLONES DE GRACIAS A TODOS ELLOS y como siempre a las FUERZAS Y CUERPOS
DE SEGURIDAD, en este caso Policía Local. Gracias a la organización de
Infinitri porque ha salido todo a la perfección a pesar de que muchas veces,
nosotros, los participantes, olvidáramos por momentos la distancia de
seguridad, tal vez por los nervios. Hasta la cuarta.
Es
tan SIMPLE ser FELIZ y tan DIFICIL ser SIMPLE...


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